Son las 12:30 pm y me encuentro en una habitación de hotel a unos mil y pico de kilómetros de casa. No se porqué tengo la necesidad de escribir este post...quizás porque no puedo explicarle a nadie lo que se me pasa por la cabeza o lo que pienso o mejor dicho lo que siento...pero algo tenía que hacer.
Vitalista y optimista en ocasiones pero sin embargo negativa y apática en otras necesito equilibrar mis polos tan opuestos constantemente.
Las personas con una actitud positiva ven los problemas como una fuente de trascendencia. Antes de dejarse afectar por ellos, se preparan como todo un campeón olímpico para afrontarlos, y dejar un récord optimista. Su conciencia en automático es la probabilidad de éxito esperado, lo cual no niega la posibilidad de no lograr lo deseado.
Sólo que actúan como el antídoto para conseguir “un imposible”; y cuando las cosas no salen como se esperaban, se levantan a evaluar lo que se puede aprender de esa experiencia.
No se detienen a ver sus limitaciones, sino que se concentran en lo que sí pueden hacer.
El pensamiento positivo actúa como una especie de válvula, la cual controla el tipo de decisión que constantemente estamos tomando en la vida. Veamos un ejemplo. Un joven discípulo le dice a su sabio maestro: “Oye, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
¡Espera, espera! lo interrumpe el filósofo. ¿Ya has hecho pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
¿Las tres rejas?, comenta el joven discípulo.
¡Sí!, ¡Sí!... La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto? ¡No! La verdad, lo oí comentar a unos vecinos.
Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿Es bueno para alguien? ¡No, en realidad no! Al contrario... ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad.
http://www.gestiopolis.com/canales2/rrhh/1/posvsneg.htm
1 comentario:
Hola .Me encanta tu blog!Curioseando, curioseando, claro que si! Muy chulos los posts, y totalmente de acuerdo con este, y buenisima la historia de las 3 rejas, cuanta razón!
Un saludo !
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